martes, 6 de diciembre de 2016

CERRO EL PACAYAL Y SU HISTORIA.
Muchísimo antes que el Gigantesco Chaparrastique emergiera de las profundidades de la tierra; cuando los dinosaurios eran los amos del tercer planeta y nuestro mundo aun era un joven e impetuoso, se erguía majestuoso El cerro El Pacayal, como un soberbio volcán que regurgitaba las entrañas mismas de la tierra dando forma al paisaje que le rodeaba.
Ubicado en el departamento de San Miguel, ahora Yace dormido bajo una sabana verde de vegetación.
Se eleva en su parte más alta (El Ciprés) a 1,200 metros sobre el nivel del mar, justamente donde las compañías de telefonía celular y las radioemisoras han colocado un puñado de antenas. Tiene un diámetro de casi 3 kilómetros y durante la estación lluviosa se forma una pequeña laguna, que hace unos 75 años más o menos no se secaba nunca. De profundidad tiene 155 metros.
Para rodearlo caminando a paso de treintañero citadino les tomara unas 5 horas más o menos, eso sí, deberán llevar bloqueador solar, y un buen sombrero, porque aunque aquí el clima es muy fresco, es eso precisamente lo que hace que no se sienta el calor de los rayos ultravioletas y es muy fácil quemarse la piel. Por las noches la temperatura baja casi hasta el 0º centígrado.
Mientras se rodea el impresionante cono volcánico, se van encontrando distintas haciendas cafetaleras, entre ellas, El rosal, El pacayal, La florida, San Isidro y otras que no recuerdo.
Por ser una zona cafetalera, abundan los árboles frutales, como: Mangos, nacaspilos, paternas, Matasanos, manzanas pedorras, marañón japonés, naranjos, jocotes, zapotes, cocos, pepetos, aguacates mamones, nance y otros.
Tiene una fauna variada, donde las aves son uno de los mayores atractivos, si el turista camina en silencio podrá ver algunas especies de Trogones (familia de los quetzales) y Tucanes de pico verde, conocidos aquí como “Navajuelos”, amén de los torogoces que atraviesan a cada momento el camino como flechas de lapislázuli y esmeralda. También he podido ver, “almas de perro” chiltotas, ala blanca, gallinas salvajes y otras que no sé como se llaman.
Lejos, en la finca “La Florida,” en los más remotos parajes se pasean entre las ramas de los “Matasanos” una pequeña familia de monos Capuchinos, traídos por un antiguo dueño de la hacienda hace casi 100 años, los cuales solamente una vez he podido ver y a una distancia de casi 50 metros, porque son muy escurridizos.
Entre los mayores depredadores de la zona están los gatos de monte, y las Masacuatas. También hay Micas, Crótalos y coralillos.
Para su deleite dejo unas fotografías de mi último paseo por la zona


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